En España, los coches deben pagar un impuesto de circulación, siendo claro que es responsabilidad de cada dueño encargarse de ello para no tener problemas con la ley que ameriten multas.
Sin embargo, la duda de si se debe seguir pagando o no surge cuando se hace la venta del vehículo en cuestión, lo que es razonable.
La realidad es que vender un coche implica más que un simple traspaso de propiedad. Entre los aspectos legales y fiscales que se deben considerar, incluyendo a veces las homologaciones de vehículos de carretera, el impuesto de circulación juega un papel clave.
¿Qué es el impuesto de circulación?
El impuesto de circulación, también conocido como Impuesto sobre Vehículos de Tracción Mecánica o IVTM, es una tasa municipal que deben pagar anualmente todos los propietarios de vehículos matriculados en España.
El objetivo del mismo no es superficial, es más bien justificado para contribuir al mantenimiento de las infraestructuras locales, como carreteras y servicios viales.
El importe varía en función de factores como la potencia del motor del medio, el tipo de vehículo y el municipio donde está registrado. Este tributo es obligatorio y su falta de pago puede acarrear sanciones económicas y problemas administrativos en general.
La importancia que tiene hacer su pago al día
Mantener el impuesto de circulación al día es fundamental por varias razones que se deben tomar en serio, tales son:
- Evitar sanciones económicas. La falta de pago puede generar recargos e intereses de demora.
- Facilitar la venta del coche. Al vender un vehículo, el impuesto debe estar liquidado para que no existan inconvenientes en el trámite.
- Cumplimiento legal. Es una obligación tributaria que garantiza que el coche, camioneta, etc., está en regla con lo que dictan las leyes.
- Evitar posibles embargos. Los ayuntamientos pueden iniciar procedimientos de embargo sobre el vehículo si el impuesto está impago.
- Contribuir al mantenimiento local. Este tributo financia servicios esenciales para la comunidad que son beneficiosos para todos, aunque no sea evidente a primeras.
¿Qué sucede con este impuesto al vender el coche?
Cuando se vende un coche, el impuesto de circulación correspondiente al año en curso es responsabilidad del propietario que figura como titular el 1 de enero. Es decir, aunque el vehículo cambie de manos en febrero o cualquier otro mes, el vendedor deberá haber liquidado el impuesto de ese año.
Por esta razón, al realizar la venta, es crucial proporcionar al comprador, al menos idealmente, una copia del recibo del impuesto pagado para evitar posibles reclamaciones. Además, si el comprador no verifica este aspecto, podría enfrentar problemas en el futuro.
En algunas ocasiones, el vendedor y el comprador llegan a un acuerdo privado para repartir el costo proporcional del impuesto, pero esto no exime al vendedor de su obligación inicial.
Una vez completado el proceso de transferir la titularidad del medio y tener lo anterior claro, luego no habrá que preocuparse de pagar nada relacionado ni con el pago de dicho impuesto ni las homologaciones tipo, ni nada más.
¿Cómo transferir la titularidad del coche?
En tal contexto, la transferencia de titularidad es un paso indispensable, ya que asegura que los derechos y responsabilidades pasen al nuevo propietario.
Este trámite es obligatorio y evita futuros problemas legales o fiscales, y para entender su importancia exacta, la explicaremos en los siguientes puntos:
- Responsabilidad legal. Si el vehículo sigue a nombre del vendedor, este podría ser responsable de multas o impuestos futuros.
- Evitar fraudes. Formalizar la transferencia protege a ambas partes de posibles engaños.
- Actualización del registro. Permite que el comprador pueda gestionar su nueva adquisición sin inconvenientes administrativos.
Entonces ¿Cómo transferir la titularidad?
El proceso para transferir la titularidad del coche quizás varíe ligeramente según cada comunidad autónoma de España, pero en general, es el siguiente:
- Contrato de compraventa. Firmar un contrato donde se especifiquen los datos del vehículo, el precio de venta y las partes involucradas.
- Liquidación del Impuesto de Transmisiones Patrimoniales. El comprador debe pagar este impuesto en la comunidad autónoma correspondiente.
- Trámite en la Jefatura de Tráfico. Ambos deben acudir a la oficina de Tráfico más cercana con la documentación necesaria, que es el DNI o NIE de ambas partes, permiso de circulación, ficha técnica del vehículo y justificante del ITP y recibo del impuesto de circulación pagado.
- Pago de tasas. Es fundamental abonar la tasa correspondiente al cambio de titularidad, cuyo precio igualmente va a depender de ciertos aspectos.
Con este procedimiento queda correctamente registrado a nombre del nuevo propietario, evitando conflictos legales y garantizando que todos los aspectos fiscales estén en regla.
Será entonces este quien se encargue de ahora en delante de todo, desde estos pagos anuales hasta la revisión ITV, que por cierto, nuestra empresa de homologaciones de vehículos te proporciona como servicio, en conjunto con otros como Estudios de mercado de maquinaria agrícola.